Escándalo en Chile: Filtración de Conversación del Presidente Boric Desata Tormenta Política
La filtración de una conversación privada entre el Presidente Gabriel Boric y la psiquiatra Josefina Huneeus, exesposa del fundador de ProCultura, ha sacudido el panorama político chileno. La controversia se intensifica tras la revelación de que el fiscal Patricio Cooper solicitó la intervención telefónica del mandatario en el marco de una investigación sobre presunto financiamiento irregular de su campaña presidencial de 2021. ¿Qué hay detrás de esta polémica?
La solicitud de intervención telefónica se basa en sospechas sobre el financiamiento de la campaña presidencial del actual mandatario. Ante el creciente revuelo, el partido del Frente Amplio, al que pertenece Boric, emitió una declaración pública este sábado en respuesta al caso ProCultura, intentando calmar las aguas.
El Frente Amplio defiende la transparencia de sus finanzas: “No existe ningún indicio que vincule al partido financieramente con la fundación investigada”. Aseguran que todas las cuentas, tanto del partido como de la campaña, han sido rigurosamente revisadas y aprobadas por el Servel, y que la información está a disposición del público. ¿Es suficiente esta defensa para disipar las dudas?
La directiva del partido denuncia una campaña de desprestigio, argumentando que la difusión de la información busca “instalar la sospecha sólo en base a la existencia de vínculos personales y conversaciones informales”. Además, acusan al fiscal Cooper de replicar una “estrategia judicial” para dañar la imagen del Presidente Boric, utilizando información parcial y discrecional filtrada a la prensa.
El partido del Presidente Boric califica de “grave” el intento de pinchar el teléfono de la máxima autoridad del país en dos ocasiones, “sin fundamento suficiente”, como lo demuestra el rechazo del Juzgado de Garantía por falta de pruebas. La declaración del Frente Amplio culmina con una fuerte crítica a la magnitud de las intercepciones telefónicas –más de 42 teléfonos intervenidos–, calificándola como una “estrategia de espionaje con fines políticos” que rechazan categóricamente. ¿Estamos ante un caso de espionaje político? La polémica está servida y promete nuevos capítulos.
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