Mapuches y Octubre: ¿Nueva Alianza Explosiva?

El Simbolismo Oculto del Informe de Paz en La Araucanía: ¿Una Luz de Esperanza o un Espejismo?

La imagen que encabeza el informe de la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento no es casualidad. Un huemul sin astas, rodeado de canelo y con la imponente araucaria al fondo, habla por sí solo. En la cosmovisión mapuche, el canelo es sinónimo de paz y verdad. El huemul, símbolo de la razón en nuestro escudo nacional, y la araucaria, con su lento crecimiento y solidez, sugieren un camino de paciencia y firmeza. ¿Será esta la promesa de un futuro de entendimiento entre el Estado chileno y el pueblo mapuche?

El informe reconoce, con crudeza, el despojo histórico de tierras sufrido por miles de familias mapuches hace un siglo, una herida aún abierta que alimenta la precariedad y la violencia en la zona. Al reconocer esta verdad, se abre la puerta a una solución que proteja tanto los derechos del pueblo mapuche como la seguridad de los colonos, atrapados en una disputa territorial sin fin a la vista. La falta de límites claros en las demandas de tierras ha generado una inseguridad jurídica que perjudica a todos.

Las propuestas del informe buscan precisamente eso: ordenar, acotar y optimizar la reparación a las víctimas, tanto mapuches como no mapuches. Con un horizonte de implementación que se extiende entre 80 y 165 años, se plantea una solución a largo plazo, aunque con medidas de aplicación inmediata. La clave está en consolidar la propiedad, fortalecer el Estado de Derecho y evitar que la reparación se traduzca en el estancamiento productivo de La Araucanía.

Sin embargo, el contexto político actual no es el más favorable. El fracaso de la Convención Constitucional y el aumento de la violencia en la zona han endurecido las posturas. Voces influyentes, como las de José Antonio Kast y Axel Kaiser, desestiman la causa mapuche, reduciéndola a una excusa para la delincuencia y abogando por una solución militar.

La polémica se intensifica con la propuesta de reconocer constitucionalmente a pueblos sin conflictos reales con el Estado, percibidos por muchos como “inventos” en busca de financiamiento estatal. La inclusión del “pueblo tribal afrodescendiente” también ha generado críticas, tildando el informe de “octubrista” y cuestionando la legitimidad de las instituciones especiales de representación indígena.

A pesar de las críticas, figuras como Jorge Andrés Luchsinger, víctima del terrorismo en la zona, valoran el informe como un primer paso crucial hacia la recuperación de La Araucanía. Sus virtudes superan sus defectos, y al tratarse de recomendaciones, existe margen para el debate y la modificación. Es fundamental que los legisladores analicen la propuesta con detenimiento, evitando caer en la polarización del “todo o nada”. La esperanza reside en que la derecha, tras su reacción inicial, reconozca el valor de este esfuerzo y colabore en la búsqueda de una solución duradera.

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