¿De Empleado a Artista? La Inspiradora Historia de José Santos Guerra y el Legado que Ahora se Rescata
José Santos Guerra, un hombre común que transitó por la vida como empleado público, vendedor de libros y seguros, un día decidió dar un giro radical. Cerca de los 50 años, desempleado, tomó los pinceles y nunca más volvió a la rutina de la oficina. Su historia es una prueba de que nunca es tarde para perseguir tu pasión.
Durante décadas, Santos Guerra plasmó su visión única en lienzos, creando un universo de fantasía vibrante y colorido, poblado de circos y animales. Sus inicios fueron humildes, con pequeñas tablas de madera, pero su talento lo llevó a pintar murales impactantes, comenzando por el icónico Liguria y extendiéndose a otros bares emblemáticos de la capital. Su arte, un soplo de aire fresco en el panorama artístico.
Jorge Pereira, quien conoció a Santos Guerra en la década de los 90, cuando el artista comenzaba a ascender, lo recuerda como un hombre tranquilo y bohemio. Ahora, Pereira lidera la Fundación Santos Guerra, una iniciativa dedicada a preservar y promover el legado de este artista singular. El lanzamiento de la fundación tendrá lugar este martes en la Trattoria Danoi, un lugar que el pintor apreciaba especialmente.
La fundación busca destacar tanto la obra como la vida de Santos Guerra. Se planea la creación de un catálogo exhaustivo, la organización de exposiciones y talleres de pintura para niños. Un objetivo primordial es reunir la obra completa del artista, dispersa en manos de coleccionistas privados.
Además, se vislumbra la creación de una ruta gastronómica que conecte los lugares donde Santos Guerra dejó su huella artística, como el restaurante Happening, Da Noi y El Ciudadano.
Pereira teme que el arte de Santos Guerra, fallecido en 2016, caiga en el olvido. La Fundación Santos Guerra se presenta como un faro para evitar que esto suceda, rescatando su memoria y celebrando su arte para las nuevas generaciones. “No queremos que se olvide”, afirma Pereira con convicción.
Santos Guerra, un artista sin formación académica, un autodidacta que encontró su camino en la pintura y conquistó el corazón de la gente en las calles de Providencia, Santiago y Ñuñoa. Su historia es un recordatorio de que el arte puede surgir en cualquier momento y lugar, impulsado por la pasión y la autenticidad.
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