Michael Ignatieff: El liberalismo resiste, la democracia se defiende
El reconocido historiador canadiense y Premio Princesa de Asturias 2024, Michael Ignatieff, ofrece una perspectiva optimista sobre el futuro del liberalismo en un mundo convulso. En una entrevista exclusiva, el autor de “Sangre y Pertenencia” y biógrafo de Isaiah Berlin, analiza el auge del autoritarismo global y la resiliencia de los valores liberales.
Ignatieff, quien dirigió la Universidad Central Europea (CEU) hasta su expulsión de Budapest por el gobierno de Viktor Orban, imparte clases actualmente desde Viena. Desde allí, y tras la reciente victoria liberal en Canadá, reflexiona sobre el impacto global de las políticas de confrontación. “Canadá dijo: si crees que puedes hacer *bullying* a un país democrático, piénsalo bien, porque el efecto de este *bullying* exterior es catalizar al país contra ti”.
#¿Está el liberalismo en retirada?
Si bien reconoce que la democracia liberal está bajo presión geopolítica, con el resurgimiento de rivales autoritarios como China y Rusia, y la deriva autoritaria en países de Europa y América, Ignatieff se mantiene firme: “No es tan fácil eliminar el liberalismo”. Subraya que el mayor peligro reside en el daño que líderes como Trump pueden infligir al sistema de pesos y contrapesos, esencial para la libertad individual.
“El propósito de la democracia es la libertad de todos, la libertad de cada individuo para vivir su vida, tomar sus decisiones, tener sus opiniones”, afirma Ignatieff, destacando la importancia de oponer poder contra poder para proteger esa libertad. A pesar de los desafíos que plantean la desigualdad y la globalización, que alimentan el descontento y son explotados por aquellos que buscan consolidar el poder, el historiador se muestra optimista sobre la capacidad del sistema democrático para reafirmarse.
#Optimismo institucional frente al autoritarismo
Su optimismo se basa en la fortaleza de las instituciones y su capacidad para defender sus prerrogativas. Pone como ejemplo la Corte Suprema de Estados Unidos y la respuesta de Harvard a las políticas gubernamentales, argumentando que incluso figuras designadas por líderes autoritarios tienen razones institucionales para resistir abusos de poder. “Las instituciones se defienden de otras instituciones”, explica, “Y creo que existe la posibilidad de que la Corte Suprema y los tribunales federales se enfrenten a Trump y digan que estas cosas son simplemente ilegales”.
Ignatieff enfatiza que el liberalismo trasciende la política, es una forma de vida basada en la igualdad y el respeto mutuo. “Simplemente doy por sentado, como condición de esta conversación, que eres mi igual y que no tengo ningún privilegio en razón de mi género”, explica, refiriéndose a la igualdad como un valor fundamental del liberalismo moderno.
#La globalización de la ultraderecha y la corrupción como talón de Aquiles
El académico analiza también el auge de la ultraderecha global, ejemplificado por la expulsión de la CEU de Hungría por Viktor Orban. Señala que Orban se ha convertido en un ideólogo influyente de una visión global derechista, atrayendo apoyo internacional. Sin embargo, advierte contra la simplificación excesiva, señalando que muchos de estos líderes, incluido Orban, enfrentan problemas internos, especialmente relacionados con la corrupción.
“Estos regímenes son incorregiblemente corruptos”, afirma Ignatieff. “Consolidan el poder por una razón, es solo para controlarlo todo para poder robar”. Y la gente se está dando cuenta de esto. La corrupción es una vulnerabilidad, lo será en todas partes”.
En última instancia, Ignatieff recuerda que todos estos políticos llegaron al poder por la vía democrática, lo que los hace vulnerables al juicio de un público enfurecido y desilusionado. La clave, según él, reside en la transición pacífica del poder, un principio fundamental de la democracia que no debe ser vulnerado.
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