¡Chile Avanza! 20 Años de Lucha por la Igualdad de Género y el Empoderamiento Femenino
Hace dos décadas, la realidad de la mujer en Chile era un desafío constante, marcada por barreras estructurales que dificultaban su desarrollo personal y profesional. En este contexto, nació Comunidad Mujer, una organización pionera que buscó crear conciencia sobre el impacto de esta situación, que erróneamente se consideraba solo “un problema de mujeres”.
El tiempo y el arduo trabajo de diversas organizaciones han logrado un reconocimiento fundamental: la valoración de las múltiples contribuciones de las mujeres a la familia y a la sociedad. Además, la juventud ha impulsado un cambio generacional, con hombres jóvenes que desean participar activamente en la crianza de sus hijos y compartir las responsabilidades del hogar.
En estas dos décadas, las condiciones han mejorado significativamente, tanto en el ámbito privado como en el público. La tasa de participación laboral femenina ha experimentado un notable crecimiento, pasando de un 34% en el año 2000 a cerca del 53% en la actualidad. Si bien este avance es importante, aún nos encontramos por debajo del promedio de los países de la OCDE (62%) y lejos de líderes como Islandia, Suecia, Suiza y Nueva Zelanda, donde la participación femenina roza el 80%.
Más allá de las políticas públicas, ¿qué factores han impulsado este aumento de casi 20 puntos en la participación laboral femenina?
La flexibilidad laboral ha jugado un papel crucial. A pesar del debate inicial, la pandemia aceleró la adopción del trabajo remoto, demostrando que muchas actividades no requieren necesariamente horarios fijos ni presencia física.
Sin embargo, la necesidad económica es un factor aún más determinante. En la actualidad, un solo ingreso a menudo no es suficiente para sostener a una familia. Se ha vuelto evidente que desaprovechar el potencial de las mujeres es un error que afecta el bienestar familiar.
La incorporación de la mujer al mercado laboral tiene un impacto positivo en la reducción de la pobreza y la vulnerabilidad, impulsa el consumo, amplía la base tributaria y alivia la presión sobre el sistema previsional.
Aún queda mucho por hacer, especialmente en la lucha contra la informalidad laboral, que afecta desproporcionadamente a las mujeres. Hoy, 27 de cada 100 mujeres trabajadoras se encuentran en la informalidad. Este es un desafío que no podemos ignorar.
Nuestro objetivo es crear mayores oportunidades para las mujeres, permitiéndoles controlar sus ingresos y construir un futuro más próspero para sí mismas y sus familias. Esperamos que la igualdad de género deje de ser un tema exclusivo de las organizaciones de mujeres y se convierta, pronto, en una preocupación compartida por todos.
Por Anita Holuigue, vicepresidenta de ComunidadMujer.
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