¡Escándalo en la Construcción de Hospitales! ¿Trámites Ambientales Absurdos Están Retrasando la Salud Pública?
Un explosivo informe de Pivotes revela los obstáculos kafkianos que enfrentan los proyectos de hospitales públicos en Chile durante su evaluación ambiental. A pesar de su bajo impacto ambiental, estos proyectos se ven asediados por cientos de solicitudes de información, provenientes de una multitud de organismos estatales. ¿El resultado? Retrasos monumentales y costos inflados.
¿Excavaciones arqueológicas innecesarias en Providencia? ¿Estudios de canto de ranas que suenan a burla en Rengo? ¿Planes de rescate de lagartijas en Melipilla? Estas son solo algunas de las exigencias que, según el informe, consumen un promedio de 200 días de gestión para los responsables de los proyectos. La pregunta es inevitable: ¿estamos priorizando la burocracia sobre la salud?
Pero no caigamos en la trampa de culpar a funcionarios individuales. El verdadero problema, según el análisis de Pivotes, reside en la forma en que el Estado interviene en el proceso de evaluación ambiental. Un sistema que, en lugar de agilizar, entorpece la construcción de infraestructura crucial.
Imaginen la escena: envían un correo electrónico con la famosa frase “quedo atento a sus comentarios”. Automáticamente, cada destinatario se siente obligado a responder, incluso inventando observaciones con tal de “hacer la pega”. El resultado es una avalancha de sugerencias, muchas irrelevantes, que solo retrasan el proceso.
Lo mismo ocurre con las evaluaciones ambientales. Los titulares presentan Estudios de Impacto Ambiental cada vez más exhaustivos, pero el Servicio de Evaluación Ambiental los remite a todos los Organismos de la Administración del Estado con Competencia Ambiental (OAECA), generando una cascada de exigencias. La clave no parece estar en la relevancia del riesgo, sino en la necesidad de justificar el trabajo.
No es sorprendente, entonces, que la autoridad ambiental se preocupe por el bienestar de las arañas o exija estudios acústicos de anfibios. O que se soliciten técnicas de plantación de árboles innovadoras donde no son necesarias, o excavaciones arqueológicas en terrenos cubiertos de cemento.
La solución, según Pivotes, pasa por un análisis costo-beneficio riguroso, que permita identificar los riesgos realmente relevantes y seleccionar a los OAECA con la *expertise* necesaria para cada proyecto. Implica aceptar un cierto nivel de riesgo bajo, priorizando la eficiencia y la inversión en áreas críticas.
Dejar atrás el “quedo atento a sus comentarios” genérico y adoptar un enfoque selectivo, enfocado en la calidad técnica y la agilidad. Solo así podremos destrabar la construcción de hospitales y garantizar el acceso a la salud que todos los chilenos merecen. ¿Será posible?
Por José Antonio Valenzuela, director de Incidencia de Pivotes.
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