Chile al Borde: ¿Qué Ofrecen los Candidatos para Despertar una Economía Dormida?
En medio de la incertidumbre global y una guerra comercial latente, Chile se enfrenta a un momento crucial. Siete precandidatos presidenciales se preparan para debatir el futuro económico del país, buscando una fórmula que revitalice un crecimiento anémico, una herencia común de los gobiernos de Boric, Piñera y Bachelet. ¿Podrán ofrecer algo diferente?
La desaceleración económica chilena, un proceso gradual que se gestó entre 2008 y 2014, es un enigma complejo. Factores como la crisis internacional, la pérdida de empuje exportador, la inestabilidad política derivada de la alternancia en el poder, el giro hacia reformas sociales en detrimento del crecimiento, los escándalos de corrupción y financiamiento político, la reforma tributaria y el cuestionamiento al lucro, contribuyeron a este estancamiento.
A la crisis económica preexistente se sumaron la pandemia y el estallido social, eventos que sacudieron los cimientos jurídicos e institucionales de Chile. Quince años de negligencia económica han dejado una huella profunda. Ahora, la responsabilidad recae en los aspirantes a La Moneda: ¿están a la altura del desafío?
Analizamos las propuestas de los candidatos bajo tres criterios clave: Primero, desconfíe de soluciones simplistas. No hay una única causa ni una solución mágica. Ni la reforma tributaria de Bachelet, ni la delincuencia, son la única explicación. Si bien optimizar el sistema tributario y combatir la inseguridad son cruciales, la complejidad de la situación exige soluciones integrales.
Segundo, evite las promesas vacías. Innovación impulsada exclusivamente por el Estado, o la diversificación productiva sin conocimiento práctico, son espejismos. Chile necesita innovación real, que impulse la diversificación y la interconexión entre sectores y regiones. La clave está en la colaboración efectiva entre el Estado y el mercado.
Tercero, no ignore la historia de la desigualdad. Chile siempre ha sido un país desigual, aunque hoy, paradójicamente, la desigualdad es menor que en el pasado. Más igualdad ante la ley, entre hombres y mujeres, y mayores oportunidades son logros innegables. Combatir la desigualdad requiere recursos, y el crecimiento económico es fundamental para asegurar el financiamiento público necesario. Sin crecimiento, el futuro fiscal de Chile se torna sombrío.
Por Guillermo Larraín, FEN, U. de Chile.
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