Colombia: Médicos Sin Fronteras Alerta por Crisis Humanitaria

Colombia en Crisis: Desplazamiento Forzado se Dispara a Niveles Alarmantes en 2024

Después de décadas de conflicto, la sombra de la violencia se cierne sobre Colombia. La Defensoría del Pueblo ha identificado 12 focos críticos de inestabilidad en todo el país. Impulsada por la ofensiva del ELN en Catatumbo contra disidencias de las FARC, la crisis humanitaria ha alcanzado un punto álgido: en 2024, el número de personas desplazadas ya supera las 160,000, según las autoridades. Una cifra que estremece y que exige atención inmediata.

La magnitud de esta emergencia se revela al contrastar las cifras. En la última década, a pesar de los esfuerzos de pacificación y los acuerdos con las FARC, el número de desplazados nunca había excedido los 70,000. Este aumento exponencial subraya el deterioro de la seguridad y la urgencia de una respuesta integral.

En medio de este panorama desolador, Médicos Sin Fronteras (MSF) redobla esfuerzos para brindar asistencia en las zonas más afectadas. Decenas de miles de personas se encuentran “atrapadas” en estos focos de violencia, con acceso limitado a servicios básicos como la salud. MSF hace un llamado urgente a todos los actores armados para que protejan las estructuras médicas y al personal humanitario, garantizando así la continuidad de la asistencia vital.

[Imagen: Desplazamiento en Catatumbo, norte de Santander, en enero de 2025. Foto: Ferley Ospina/MSF]

La respuesta de emergencia de MSF se concentra en las zonas rurales de Catatumbo, en la frontera con Venezuela, donde más de 50,000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares desde la segunda semana de febrero. Además, la organización ha iniciado un proyecto crucial en el departamento de Arauca, demostrando su compromiso con las comunidades más vulnerables.

Iris Martín, defensora del Pueblo colombiana, advierte sobre el impacto devastador de los “reacomodos, fraccionamientos y expansiones” entre los grupos armados, que provocan graves daños a la población civil. El conflicto se ha intensificado en regiones clave como Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Antioquia, la Sierra Nevada de Santa Marta, Arauca, Meta, Guaviare, Córdoba y Tolima, extendiendo la crisis a lo largo y ancho del país.

Francisco Otero, coordinador general de MSF en Colombia, expresa su profunda preocupación por el “impacto que el recrudecimiento del conflicto en Colombia está teniendo sobre decenas de miles de personas”. Sus equipos están dedicados a proporcionar asistencia médica y humanitaria esencial a comunidades aisladas y vulnerables, en áreas de difícil acceso para la ayuda humanitaria y con escasa presencia del Estado.

[Imagen: La gente hace fila durante una distribución de artículos de primera necesidad en Cúcuta, junto al Estadio General Santander, en enero de 2025. Foto: Fernanda Pineda/MSF]

La ruptura de un pacto de no agresión entre dos grupos armados no estatales desató una ola de violencia en Catatumbo, dejando un saldo trágico de al menos 98 muertos y 77,000 personas afectadas, entre desplazados y confinados. En respuesta, las fuerzas militares colombianas han lanzado ofensivas en la región, intensificando aún más la situación.

En medio de la crisis, MSF ha establecido clínicas móviles en áreas aisladas, convirtiéndose en una de las pocas organizaciones con acceso a zonas afectadas por el confinamiento. En tan solo un mes, sus equipos realizaron 1,200 consultas médicas en Ábrego, Teorama y Tibú, incluyendo 933 de atención primaria y 112 de salud mental.

La doctora Altair Saavedra, coordinadora médica de MSF en Colombia, describe el preocupante deterioro de la salud de la población: “Hemos notado un deterioro en la salud de la población, desde niños con síntomas de desnutrición a pacientes crónicos, con hipertensión o diabetes, que han visto interrumpido su tratamiento. La mayoría de las mujeres gestantes que vimos en consulta no habían iniciado controles prenatales… y algunos pacientes presentaban cuadros psicológicos severos causados por la incertidumbre ante el desarrollo del conflicto”.

[Imagen: Soldados colombianos patrullando la municipalidad de Tame, en Arauca, en 2022. Foto: Archivo]

El recrudecimiento de la violencia no solo causa muerte y desplazamiento, sino que también socava los esfuerzos por reconstruir el tejido social y las comunidades, proyectos que surgieron tras el acuerdo de paz de 2016 con las FARC. La siembra de cacao, aguacate y la ganadería, pilares de la economía local, se encuentran en riesgo, poniendo en peligro el futuro de la región.

José Manuel Alba, profesor universitario en el Catatumbo, describe la magnitud de la crisis: “Son más de 50,000 personas desplazadas en dos meses… Es una guerra compleja y fratricida. Hay familias con miembros en las dos insurgencias, que terminaron matándose entre ellos”.

“Como organización que guía su acción bajo los principios de neutralidad, imparcialidad e independencia, pedimos a todas las partes en conflicto un acceso seguro a zonas golpeadas por la violencia donde se están registrando necesidades humanitarias no atendidas”, enfatiza Otero, de Médicos Sin Fronteras.

MSF recuerda que Colombia era el mayor receptor de fondos de USAID en América Latina. Sin embargo, los recortes en la cooperación estadounidense han impactado a numerosas organizaciones y agencias de la ONU. Se estima que más de 183,000 personas han perdido acceso a asistencia en salud, y 683,000 están en riesgo de verse afectadas, según datos de organizaciones humanitarias. Esta reducción de fondos amenaza con agravar aún más la crisis humanitaria en Colombia.

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