Viña del Mar, un año después del infierno: ¿Reconstrucción real o una bomba de tiempo?
A siete meses de las próximas elecciones, analizamos el legado de la actual administración tras el devastador incendio en Viña del Mar. Gracias a imágenes satelitales de alta resolución de Airbus, capturadas el 22 de febrero de 2025, hemos evaluado el progreso de la reconstrucción y los resultados son alarmantes.
Nuestra investigación revela que, a un año del desastre, aproximadamente el 50.2% de las viviendas destruidas han sido reconstruidas por los propios vecinos. Esto equivale a 2.225 casas, en su mayoría de materiales ligeros y sin asistencia técnica adecuada, debido a la lenta respuesta estatal. Esta situación plantea serios problemas: la seguridad estructural ante sismos o nuevos incendios es incierta, los propietarios no podrán optar a subsidios retroactivos y la falta de permisos imposibilita la venta o herencia de estas propiedades.
En zonas más consolidadas, donde la autoconstrucción era inviable, persisten 1.244 terrenos baldíos. Estos barrios fantasmas, como El Olivar en Viña y Canal Chacao en Quilpué, muestran ruinas con vestigios de vidas pasadas, marcadas por la ceniza y adornadas con banderas chilenas. Los residentes, dispersos en otras comunas, dependen de subsidios de arriendo gubernamentales que debieron ser prorrogados ante la lentitud de la reconstrucción.
Pero la situación más crítica es la detección de 612 viviendas construidas en zonas de “alto riesgo” de incendio forestal, según el mapa municipal de Viña del Mar. ¡Sí, has leído bien! Cerca de 2.000 personas duermen sobre una potencial tragedia, esperando la próxima temporada de incendios.
La Contraloría ya había advertido sobre la inacción de los organismos públicos. El gobierno, que prometió “vivienda digna”, solo ha entregado 40 de las 4.600 casas destruidas. Tampoco cumplió con la entrega de computadores y apoyo psicológico a los niños afectados, ni con la asistencia a las mujeres prometida por el ministerio correspondiente.
No se han implementado medidas de prevención de incendios ni protocolos comunitarios. El gobernador regional, Rodrigo Mundaca, ha criticado la falta de acción del gobierno y la ineficacia de la “gerencia de la reconstrucción”, un organismo burocrático que cuesta $30 millones mensuales a los contribuyentes, según investigaciones de Radio Bío Bío.
En conclusión, la desidia y la negligencia gubernamental, un año después del peor incendio en la historia reciente de la región, han creado las condiciones para una nueva tragedia. Si esto ocurre, la responsabilidad recaerá directamente sobre el Presidente Boric, quien prometió no “dejar solos” a los damnificados de Viña del Mar y Quilpué. En la próxima columna, analizaremos el legado del gobierno en materia de campamentos.
*Por Iván Poduje, arquitecto.*
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