Aspartamo: Nutricionista revela el verdadero peligro

¿Demasiado dulce para ser verdad? La verdad sobre el azúcar, el aspartamo y tu salud

El azúcar: ese placer culpable omnipresente que encontramos en todo, desde frutas frescas hasta refrescos ultraprocesados. Se esconde en casi cada rincón de nuestra alimentación.

Pero, ¿a qué precio pagamos por ese dulzor? El azúcar aporta calorías vacías, energía sin valor nutricional. Su consumo excesivo se vincula directamente con la epidemia de obesidad, la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y problemas dentales. Por eso, las autoridades sanitarias nos alertan: ¡reduce tu consumo de azúcar!

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja limitar los azúcares añadidos a menos del 10% de nuestra ingesta calórica diaria. Algunos expertos incluso sugieren un límite más estricto: ¡no más de 6 cucharaditas (25g) al día para mujeres y 9 (38g) para hombres!

Ante esta realidad, muchos buscan alternativas: los edulcorantes no nutritivos, como el aspartamo, la sucralosa, la stevia y el extracto de fruta del monje, prometen dulzor sin calorías. Presentes en bebidas “light” y productos bajos en calorías, ¿son la solución mágica o un nuevo problema disfrazado?

Hoy analizamos el aspartamo, uno de los sustitutos del azúcar más controvertidos.

Descubierto en 1965, el aspartamo es un edulcorante artificial entre 180 y 200 veces más dulce que el azúcar. Aprobado por la FDA en 1974, hoy se estima que está presente en más de 6,000 alimentos, bebidas e incluso ¡medicamentos!

Inicialmente, el aspartamo se promovió como un aliado contra la obesidad y un apoyo para personas con diabetes, ofreciendo un sabor dulce sin afectar los niveles de azúcar en sangre. Pero, décadas después, su seguridad sigue generando un intenso debate científico y público.

El aspartamo no eleva la glucosa en sangre, siendo una opción para diabéticos tipo 2. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren una posible relación con el síndrome metabólico y el riesgo de diabetes, alertando sobre su uso indiscriminado. Debe utilizarse con precaución, como parte de una dieta controlada.

Soy nutricionista y te revelo los verdaderos riesgos del aspartamo

Aunque las evaluaciones actuales lo consideran seguro dentro de los límites de consumo, algunas personas reportan efectos secundarios como dolores de cabeza, mareos y cambios de humor.

Además, evidencia emergente lo vincula con neurodegeneración, accidentes cerebrovasculares e incluso demencia. El aspartamo eleva los niveles de fenilalanina y ácido aspártico en el cerebro, un riesgo grave para personas con fenilcetonuria (PKU), quienes deben evitarlo por completo.

Un estudio reportó síntomas como irritabilidad, migrañas, ansiedad e insomnio tras el consumo excesivo de aspartamo. En 2023, el Centro Internacional para la Investigación del Cáncer (CIIC) lo clasificó como “posiblemente cancerígeno”, aunque su consumo sigue aprobado dentro de los límites de seguridad.

Se recomienda que las mujeres embarazadas eviten el aspartamo, ya que podría afectar la placenta. Además, los edulcorantes artificiales podrían engañar al cerebro, generando un mayor deseo por lo dulce, lo que paradójicamente podría llevar al aumento de peso.

De hecho, varios estudios encuentran una correlación entre el uso de edulcorantes artificiales y la obesidad.

Nuevas investigaciones sugieren que el aspartamo y otros edulcorantes podrían alterar el microbioma intestinal, afectando negativamente la digestión, la inmunidad y el estado de ánimo, aumentando el riesgo de infecciones y otros problemas de salud.

El aspartamo puede parecer una solución tentadora para reducir el consumo de azúcar, pero no está exento de riesgos.

La Organización Mundial de la Salud desaconseja el uso de edulcorantes sin azúcar para el control de peso, y las investigaciones revelan vínculos complejos entre el aspartamo y enfermedades crónicas. La clave está en la moderación y en escuchar a tu cuerpo.

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