¿Adiós a la inversión china? El futuro en juego

¡Golpe al Sueño del Litio Chileno! Gigantes Chinos Abandonan Planes de Fabricación de Baterías

La desilusión se cierne sobre la industria del litio chileno. BYD y Tsingshan, dos gigantes chinos, han decidido pausar sus ambiciosos proyectos de fabricación de baterías en Chile, un revés que plantea serias interrogantes sobre la competitividad del país en el mercado global de la electromovilidad. ¿Qué hay detrás de esta decisión y qué significa para el futuro económico de Chile?

Muchos advirtieron sobre esta posibilidad, enfrentando críticas y acusaciones de pesimismo. Sin embargo, la cruda realidad se impone: los titanes chinos, conocidos por su pragmatismo, han considerado que Chile no ofrece las condiciones óptimas para una inversión rentable y sostenible en la producción de baterías de litio.

Si bien algunos apuntan a la caída del precio del litio como factor determinante, la verdad es más compleja. Estos proyectos no se enfocaban en la extracción del mineral, sino en la manufactura de baterías utilizando carbonato de litio. Un precio más bajo de la materia prima debería, en teoría, beneficiar a los fabricantes. Entonces, ¿por qué la marcha atrás?

La respuesta es contundente: Chile no es actualmente una plataforma competitiva ni predecible para la fabricación y exportación de baterías. Más allá del “riesgo de expropiación”, el país enfrenta un “riesgo regulatorio” significativo, sumado a deficiencias en infraestructura y una alarmante falta de competitividad.

El cóctel de desafíos es explosivo: puertos ineficientes, escasez de agua, falta de mano de obra calificada, incertidumbre tributaria y un sistema de permisos descontrolado. Este escenario ahuyenta incluso a los inversionistas más entusiastas en proyectos tecnológicos de vanguardia. La tan necesaria reforma de permisos gubernamentales se percibe como un intento tímido e insuficiente.

Estudios del Banco Mundial y Standard & Poor’s revelan la preocupante situación de los puertos chilenos. Coronel, el mejor posicionado, se ubica en el puesto 91 a nivel global. San Antonio en el 116 y Valparaíso en el 154. Estas cifras son inaceptables para un país con una vocación exportadora. La legislación laboral y logística portuaria también requiere una revisión urgente.

Pero el talón de Aquiles reside en la impredecibilidad de los permisos. ¿Qué ejecutivo se arriesgaría a invertir en un país donde el Consejo de Monumentos Nacionales puede paralizar proyectos durante meses, incluso años? La burocracia asfixiante, con permisos que tardan hasta cinco años en aprobarse, convierte a Chile en un destino poco atractivo para la inversión.

Para revertir esta situación y atraer inversiones en sectores tecnológicos de punta, se requiere una cirugía mayor. Los futuros líderes de Chile deben comprometerse a: (1) posicionar al menos dos puertos entre los 20 más eficientes del mundo en una década; (2) impulsar un programa ambicioso de desalinización y construcción de embalses; (3) modernizar la legislación para agilizar la inversión sin descuidar la protección ambiental; (4) lanzar una iniciativa educativa para formar ingenieros y especialistas en los nuevos sectores tecnológicos.

La coincidencia de esta retirada de inversiones chinas con la visita oficial del Presidente a China no es menor. Si bien se especula sobre la posible adhesión de Chile a los BRICS, es crucial actuar con cautela en las relaciones comerciales. Es importante diversificar mercados, pero sin descuidar los socios existentes. La normalización de las relaciones con Estados Unidos podría estar a la vuelta de la esquina.

Chile enfrenta un momento crucial. La oportunidad de liderar la revolución de la electromovilidad está en juego. Para aprovecharla, es imperativo abordar los desafíos estructurales que frenan la inversión y comprometen el futuro del país. El tiempo apremia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *